Ellos, al oír a la gran multitud que canta <en el cielo>, unen sus voces y comienzan a cantar con ellos:
«Y están cantando como si fuera una canción nueva… y nadie puede dominar aquella canción sino los ciento cuarenta y cuatro mil, que <han sido comprados de la tierra>» (Revelación 14:3 -Versión Nuevo Mundo-).
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