y oí detrás de mí una voz poderosa como la de una trompeta, que decía… Y me volví para ver la voz que hablaba conmigo, y, habiéndome vuelto, vi siete candelabros de oro, y en medio de los candelabros a alguien semejante a un hijo de hombre… Y cuando lo vi, caí como muerto a sus pies. Y él puso su mano derecha sobre mí y dijo: “No tengas temor. << Yo soy el Primero y el Último >>…» (Revelación 1: 10 al 13 -Versión Nuevo Mundo-).
¿Puede haber <dos primeros>? ¡Salvo que ambos sean <UNO >! < ¡No existe otra manera! >