¿DONDE ESTA SENTADO CRISTO? – Parte 69

SENTADO EN EL TRONO«Pero este [hombre] ofreció un solo sacrificio por los pecados perpetuamente y se sentó a la diestra de Dios» (Hebreo 10:12 -Versión Nuevo Mundo-).
No es posible aceptar literalmente la frase -la diestra de Dios- debido a que Las Santas Escrituras nos dicen que Dios es Espíritu y carece de miembros, por lo tanto no tiene una mano derecha. Eso implica que se trata simplemente de una expresión con sentido figurado.
¿QUE DEBEMOS INTERPRETAR POR -LA DIESTRA- DE DIOS?
Es evidente que esta imagen nos habla del lugar ejecutivo < DESDE > donde Cristo
dispone de todas las prerrogativas de Dios. Por su sacrificio, El ha anulado, aniquilado, reducido a nada (athetesin): Hecho como si el pecado jamás hubiera existido:
“De otro modo, tendría que sufrir muchas veces desde la fundación del mundo. Mas ahora se ha manifestado una vez para siempre en la conclusión de los sistemas de cosas para quitar del medio el pecado mediante el sacrificio de sí mismo» (Hebreos 9:26 -Versión Nuevo Mundo-).
Y AHORA, ESTE SACRIFICIO ha puesto de manifiesto la justicia de Dios. Por lo tanto, ¿quien podrá estar más alto que Aquél que está en el lugar del Vencedor?
LA SUJECION NO SERA COMO EL HIJO ENCARNADO
Esto, por supuesto que no implica desigualdad en la esencia. El Hijo de un rey puede estar oficialmente sumiso a su padre y con todo ser de su misma naturaleza. Lo que Pablo dice es que el Hijo como Hijo encarnado posee ahora todo el poder:
«Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (Mateo 28:18 -Versión Nuevo Mundo-).
Pero cuando entregue la administración del reino terrenal al Padre, entonces el dios trino reinará como Dios y ya no por medio del Hijo encarnado. El ser Mesías es un aspecto en la condición eterna del Hijo como tal.
EL RECHAZO DE UNA VERDAD BASICA
No se puede pretender ser un instrumento útil en las manos de Dios y llevar Su luz a las naciones, cuando no hay disposición para aceptar la tan básica y elemental verdad bíblica que los escritos sagrados nos presentan.
<La impiedad del hombre no pudo distorsionar < toda la verdad > de Dios>